«… Ese tipo de persona cuya vida se halla ligada de una manera sutil con algún poder exterior a ella. […] De él esperan protección, por él desean ser cuidadas, y es a él a quien hacen responsables de lo que pueda ser consecuencia de sus propios actos. A menudo el individuo no se percata en absoluto del hecho de su dependencia. Su cualidad esencial es la de representar una determinada función: a saber, la de proteger, ayudar y desarrollar al individuo, estar con él y no dejarlo solo.

[…] Esta dependencia que surge del entorpecimiento de la espontaneidad, al tiempo que contribuye a obstruir aún más el desarrollo, proporciona un cierto grado de seguridad; pero tiene por consecuencias una sensación de debilidad y de limitación. En estos casos la persona que depende del auxiliador también se siente esclavizada por él -si bien inconscientemente-, rebelándose en su contra, en mayor o menor grado. Esta rebeldía hacia aquella misma persona en quien se han colocado las propias esperanzas de felicidad y seguridad, da lugar a nuevos conflictos.

El desengaño que se produce cuando el auxiliador desmerece las expectativas que se habían colocado en él -y puesto que tales expectativas eran ilusorias, toda persona real lleva inevitablemente al desengaño- conduce a conflictos incesantes, a los que se agrega, además, el resentimiento debido al haberse entregado a esa persona. […] Pero lo que no es capaz de reconocer es que el hecho de su fracaso no se debe a errores en la elección del auxiliador, sino que constituye la consecuencia directa de su intento de obtener, por medio del manejo de una fuerza externa, lo que el individuo puede lograr solamente por sí mismo, por su propia actividad espontánea.

[…] Lo que puede observarse en el meollo de toda neurosis, así como en el desarrollo normal, es la lucha por la independencia y la libertad. Para muchas personas esa lucha termina con el completo abandono de sus yos individuales, de manera que, habiéndose adaptado, son consideradas normales. El neurótico es, por otra parte, un individuo que si bien no ha dejado por completo de luchar contra la sumisión, ha quedado al mismo tiempo vinculado a la imagen del auxiliador, cualquiera que sea la forma que haya asumido. Su neurosis debe ser entendida en todos los casos como un intento de resolver el conflicto existente entre su dependencia básica y el anhelo de libertad.»

El miedo a la libertad, Erich Fromm

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